¿Son importantes?

¡Hola! En esta nueva reflexión diaria, quisiéramos hablar sobre la importancia de los detalles. Algo pequeño, por definición, pero que a la larga tiene un impacto que puede ser muy grande.

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Comencemos compartiendo brevemente una historia. En el siglo XV, en Inglaterra, un Rey que se encontraba en combate perdió su vida porque su caballo cayó. Shakespeare cuenta que gritó “¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!” antes de morir. Más tarde en el tiempo, decía un poema:

Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió, por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió, por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió, por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió, y así como la batalla fue que un reino se perdió, y todo porque fue un clavo el que faltó

George Herbert – 1651

¿Qué pasaría si por ejemplo vamos conduciendo nuestro vehículo y nos damos cuenta que, habiendo salido tarde, vamos de mal humor… todo el mundo es “lento”… todos estorban, etc.? Es un detalle verdad? Quizás voy solo/a en el vehículo, nadie me ve ni me escucha. Pero así voy, molesto con los demás por esa razón.

Y eso es justamente “un detalle”, algo que quizás no prestamos atención. Pero su efecto se va sumando día a día. Hasta seguramente se sume, con otras reacciones que tenemos.

El cambio está también en descubrir estos detalles. Estas pequeñas reacciones, que sumadas a otras, hacen que no estemos “del todo” bien. Quizás en realidad son el reflejo de que dentro no esté todo en orden. Y Algo que no nos hace bien, que quizás preferimos ocultar de nuestra propia vista, para que no nos dañe. Y todo esto claramente tiene relación con lo que reflexionábamos sobre la necesidad de cambiar nuestra forma de pensar, o valorar lo que tenemos, para que eso finalmente se concrete en hechos. De ahí, entonces, la importancia de los detalles.

Esperamos esto te sea de utilidad.

¡Hasta pronto!